
Tal y como indica el nombre de este blog aquí suelo hablar de tecnología, en concreto de tecnología educativa o aquellas TIC que las podemos llegar a aplicar con algo de imaginación y paciencia a nuestras clases.
Pero hoy quería desviarme un poco y moverme a otro plano, que parece que no puede estar ligado a la tecnología y es el emocional…. y sobre todo me gustaría incidir en un tema del que quien me siga en charlas sabe que me encanta hablar y es el famoso “civismo digital”, ese saber comportarse en la red tal y como se supone que sabemos comportarnos en la sociedad ¿real?… lo dejamos en ¿física? ¿analógica?…
Es indudable que las tecnologías de la comunicación nos facilitan el acceso a muchas personas, desde un plano más personal como pueden ser antiguas compañeras de clase, de trabajo, familiares lejanos, o nuestros amigos más cercanos. Pero desde un plano profesional también nos permiten acercarnos a personas que en la vida hubiéramos imaginado poder estar a 2 metros de distancia… y ahora puede que incluso nos respondan un tuit o… Nos sigan en LinkedIn!
Es lógico pensar que la red nos abre un abanico inmenso de posibilidades profesionales y de dar a conocer nuestro trabajo o participar en proyectos, que de otra manera, sería impensable…
Pero, y aquí volvemos al “civismo digital”, ¿donde está nuestro lado humano en las redes? ¿Por qué cuando cambiamos al contexto digital parece que no tenemos que comportarnos de una manera humana?
Seguramente en esto influya el supuesto anonimato que nos ofrecen, supuesto pues aun cuando utilizamos un perfil con todos nuestros datos reales, estamos hablando quizá con una persona con la que nunca nos cruzaremos físicamente. También influirá el hecho de que las redes nos lo ponen todo muy fácil a la hora de ser “maleducados”, es más complicado entrar en un despacho sin llamar a la puerta por esa barrera física o irnos de una comida con veinte personas y no decir adiós. Es más fácil quedar en evidencia.
Pero en las redes o plataformas de redes sociales irse es hacer un click en una ventana, escribir a alguien es hacer un click en un “enviar”…
Se que hay quien pensará que va con cada uno y que al igual que hay personas maleducadas en nuestro día a día, con más facilidad las encontraremos en un espacio donde estas posibilidad se multiplican.
Pero a mi en este artículo y como docente en TIC me gustaría intentar que al menos pensemos en lo ridículo y absurdo de nuestro comportamiento muchas veces y sobre todo en que intentemos pensar que al otro lado de nuestro mensaje hay otra persona.
No cuesta nada saludar a una persona al empezar una conversación y ser agradable, salvo un poco más de tiempo en escribir. Pero pensemos que es un tiempo que estamos ahorrando frente a coger un avión e ir a hablar presencialmente.
Pidamos permiso a la hora de agregar a alguien a nuestras redes, por favor cuando pedimos que nos ayuden y… los más importante gracias cuando nos hagan un favor…
Estoy seguro que mas de una y mas de uno se sentirá identificado con estas palabras…
De nada nos vale conocer perfectamente la tecnología si luego nos olvidamos que detrás de ella hay personas… seamos más humanos y sonriamos también digitalmente.
(prometo que en el próximo artículo vuelvo a la técnica y me callo de temas filosóficos…)