
Una de las frases más escuchadas últimamente, y en las que mas creo, es la “apertura del aula” a la que le suele seguir “recursos educativos en abierto”.
Es verdad que abrir el aula es una oportunidad única en un proceso de transparencia de nuestra docencia y para inducir en nuestros estudiantes el sentimiento colaborativo que se respira en la Web 2.0.
El problema viene cuando hacemos uso de las herramientas que la Institución nos facilita, como son los LMS (Learning Management Systems), es decir, aquellas aulas virtuales o gestores de cursos online como por ejemplo Moodle, a través de los cuales podemos subir contenidos, crear actividades, evaluar a nuestros estudiantes o simplemente comunicarnos con ellos a través de foros o mensajes.
Para mí, el mayor potencial que tiene es la posibilidad de tener a todos mis estudiantes agrupados y poder ir calificándoles, además de saber en todo momento qué hacen con los recursos que hay en la plataforma de mi asignatura.
Una de las mayores limitaciones que para mi tienen plataformas como Moodle (al menos las versiones estándar) es que todo el conocimiento generado por los estudiantes y sus interacciones se queda encerrado, y en el mejor de los casos en un backup olvidado en nuestro ordenador, pues hay que limpiar el curso de aportaciones para los futuros estudiantes de años posteriores. Por suerte hay profesores que si mantienen esta información año tras año. Aun así toda esta riqueza queda solo para unos pocos afortunados, y bueno, no hablemos de aquellas actividades que directamente nos entregan y solo vemos nosotros, o sus autores.
Para los que hemos tenido la suerte de vivir y participar en movimientos como OCW o los MOOC, somos conscientes del poder que tiene la inteligencia colectiva y de las posibilidades que nos dan espacios como las comunidades virtuales de aprendizaje que se crean a su alrededor. Aunque a veces me planteo si realmente es suerte o una maldición conocer estas posibilidades, pues es complicado aplicar estos principios y tratar de transmitir esta idea tanto a compañeros como estudiantes, viendo como se pierde un sinfín de recursos valiosos. Es por eso que uno ve en las plataformas de redes sociales un trampolín (bien utilizadas claro) donde compartir estos recursos y por supuesto para mejorar nuestra visibilidad, y la de nuestros estudiantes, ya que la mayoría no tienen un rastro profesional en la red.
Os voy a poner un ejemplo, ahora doy clase en una asignatura donde preparamos a futuros docentes en el grado educación (URJC) en el uso de TIC dentro de la educación y aplicamos técnicas de clase invertida, proponiéndoles actividades previas para comprobar que han preparado las clases y ver qué carencias tienen. Una de las actividades consistió en escribir en 500 palabras una idea de comunidad virtual de aprendizaje y que investigasen una plataforma en la web para implementarla. Os podéis imaginar las buenas ideas que surgieron de 66 estudiantes? Efectivamente muchas, a las que solo tuve acceso en primera instancia yo, y luego compartí la información en clase, por lo tanto 67 personas. ¿Qué pena verdad? Les pregunté a mis estudiantes, ¿os imagináis que todas estas ideas las hubiéramos compartido en una red sociales en abierto? Y ahora pensad vosotros la respuesta por favor…
¿Cómo solucionar la falta de apertura de Moodle?
La solución puede parecer clara, me llevo la asignatura a Facebook o Twitter. En un primer acercamiento puede parecer la mejor opción, ¿Cuál es el problema? Que cuando uno necesita evaluar o simplemente contabilizar esas aportaciones todo se complica, y más si quieres implicar al estudiante y que no lo vea como un invento de loco. En otras ocasiones requieres de otros tipos de evaluación más avanzada haciendo uso de Moodle o simplemente tienes ahi todo el material de la asignatura (por mi parte no tengo problema en publicarlo en abierto, en un blog o slideshare).
La solución intermedia que os propongo y que no deja de lado la parte más institucional de Moodle es hacer uso de actividades como las “Tareas” o “Examenes” (cuestionarios) y dentro de estos el tipo “ensayo” en las que los estudiantes tengan que entregar un enlace. Y es ahí donde aprovechamos el potencial de las redes sociales, pues les proponemos que publiquen en la o las plataformas escogidas para la asignatura en abierto y luego copien el enlace como respuesta. De esta manera tendremos localizadas las respuestas, asociadas a un estudiante y podremos ponerle la nota quedando guardada en las calificaciones en Moodle.
Aquí os dejo un enunciado en Moodle:

Para recopilar el trabajo hecho en Twitter utilizo la herramienta de momentos de Twitter, ejemplo:
Ideas para la participación estudiantil en la URJC #TICgeitfURJC
Os dejo el enlace a una publicación en Google+, recurso utilizado a lo largo de cuatro ediciones del MOOC “Aplicación de las redes sociales en la enseñanza, en el que se debate sobre la posibilidad de sustituir un LMS por un espacio en alguna red socia en abierto… por cierto si esta publicación la hubiera hecho en el Moodle de mi Universidad ninguno de vosotros podríais disfrutarla (guiño guiño):
https://plus.google.com/+OriolBorr%C3%A1sGen%C3%A9/posts/euspLgARWVh