Cuando uno está metido de lleno en su profesión ya ni de vacaciones es capaz de desconectar y acabas viendo aplicaciones y trabajo en cualquier rincón al que llegue tu mirada…
Estaba hoy en una tienda cercana al centro de Berlín (Alexanderplatz) cuando subiendo las escaleras me encuentro con esto:

Y realmente me asalta la duda de si realmente es un ejemplo o no de gamificación os dejo en los comentarios que me metáis caña si pensáis que no… Pero si que me gustaría reflexionar sobre lo que aporta.
Primero comentaros que la tienda era de deporte, eso ya juega con la ventaja de que sus clientes están más o menos concienciados con unos hábitos saludables.
Recordar que la gamificación consiste en la aplicación de técnicas y elementos propios del diseño de juegos en contextos que no son juegos, por ejemplo, en este caso el campo de la salud.
Dos aspectos importantes como finalidad de la gamificación son la búsqueda de una motivación y el cambio de comportamientos hacia otros dirigidos al aplicarla. En este caso la idea es clara conseguir que los clientes suban las escaleras frente al ascensor y que no odien al dueño de la tienda por hacerles subirlas.
Claramente veo diferentes dinámicas, por un lado el progreso y por otro lado recompensa. El progreso en forma de kilocalorías indicándome como puntuación que resultado de consumo de calorías me supone, ofreciéndome un feedback instantáneo.
La recompensa? Subir a la planta en la que queremos comprar o mirar, y por supuesto reducir las calorías de más que nos han regalado las currywurst que acabamos de comer.
Aunque el ejemplo es bastante simple, es interesante analizar cómo nos comportamos y cómo aprovecharlo para el mundo educativo, viendo que es relativamente fácil aplicar gamificación, solo es necesario echarle un poco de imaginación y conocer bien el campo en el que nos movemos para sacar el máximo provecho.